A veces la relación entre la guitarra y el guitarrista supera las relaciones humanas, va más allá, y se convierte en parte del músico, y a su vez, la guitarra lleva escrita parte de la historia personal del músico que la hace sonar. Y es una relación de amor, de odio, de luces y sombras.

José Manuel Moreno, posiblemente el mejor guitarrista flamenco de Jaén. Y su guitarra... Pedro de Miguel 2003. 12 años de historia que han dado para mucho, para muchísimo. Para tocar en cientos de escenarios, acompañar innumerables voces, bailes, recorrer miles de kilómetros... Una carrera profesional que el instrumento recorre y aguanta. Porque muchas veces la guitarra tiene que soportar la dureza del escenario, que no es poca. Pero un día las guitarras, como las personas, se rompen, no pueden más. Muchas acaban olvidadas, abandonadas en un rincón, con suerte dentro de un estuche. Y esa es la verdadera muerte de una guitarra... dejar de sonar.
En este artículo no vamos a contar su historia, porque harían falta 12 años para contarla. Pero si vamos a contar la segunda oportunidad que le vamos a dar. En una de tantas actuaciones, soportando cambios de temperatura y humedad extremos, se rompió. Y por donde mas duele, por donde mas suena. El reto: repararla, devolverla a un nivel estético superior y darle la oportunidad de seguir sonando a gloria durante muchos años mas. Este no es solo un artículo sobre reparación de guitarras, es una historia de respeto y amor a la guitarra que los constructores artesanos llevamos en lo mas profundo de nuestro ser. Empezamos.






La primera operación es quitar el viejo golpeador. Esta guitarra tiene pegados dos golpeadores uno encima del otro, porque el primero se había desgastado por completo hasta llegar a la madera. Y quitar el golpeador en una guitarra con la tapa rajada, cuando ademas la rotura esta debajo del golpeador... no es fácil. Después viene un trabajo inmenso, que es limpiar todos los restos de pegamento con mucho cuidado porque la tapa esta rota... es como quitarle las ropas a una persona que se ha quemado en un incendio... hay que hacerlo con cuidado, pero va a doler...



Para reparar la raja se utiliza una pieza de pino de la misma especie que la tapa. Se selecciona para que ofrezca mucha resistencia, para que estabilice la fractura y lo más importante, para que haga de puente acústico entre las dos partes rotas. Según la zona de la rotura se preparan refuerzos con una forma u otra. Mientras estos refuerzos se pegan por el interior, vamos a trabajar en otras zonas que necesitan especial cuidado. El diapasón y los trastes necesitan un buen pulido... y la silleta del puente esta muy dañada, incluso ha llegado a perder un trozo. Esta reconstrucción es delicada y hay que añadir palosanto al puente y ajustarlo para que quede perfecto.






Los agujeros del puente, como en casi todos los puentes de 6 agujeros, están muy dañados debido al desgaste de las cuerdas. Como el nudo de la cuerda tiende a tirar de ella hacia arriba, poco a poco va limando el agujero hasta casi cortar la madera. Aparte del daño en la madera, hay otro efecto muy negativo y es que la cuerda apoya sobre el hueso con menos angulo, y por tanto aplica la fuerza aplicada directamente al hueso es menor, y esto puede ser muy malo para el sonido. La mejor forma de arreglar esto es convertirlo a un puente de 18 agujeros porque con ese sistema, el nudo ahora empujará la cuerda hacia abajo y volverá a transmitir más energía y por tanto más volumen a la tapa. Así dicho suena muy bonito, lo guay es hacerle 12 agujeros a un puente de 5mm de espesor que está pegado en una guitarra... paciencia! En la foto ya están preparadas las cuerdas sexta y quinta para un nudo con triple agujero. Solo quedan cuatro mas por hacer...
También hay que reparar la roseta, porque con el roce de la uña del pulgar se ha excavado un buen socavón que hay que rellenar para que no se note al barnizar.



A partir de aquí comienza el laborioso trabajo de quitar el barniz... hay varias formas de hacer esto. Una es usando productos químicos decapantes que disuelven y desprenden el barniz, PERO aunque es una forma cómoda de hacerlo el resultado puede ser una guitarra con una tapa manchada para siempre y sin solución. En un mueble, en una puerta u otra cosa parecida que luego se va a pintar puede ser una opción, pero en una guitarra solo hay una forma de hacerlo para obtener un resultado perfecto, y lo más importante, para quitar SOLO el barniz y dejar la madera: la cuchilla.
La cuchilla de ebanista es posiblemente una de las herramientas mas baratas y mas humildes que se han usado en ebanistería desde el comienzo de los tiempos... cuando no existían las lijas modernas toda la preparación de la madera se hacía con cuchillas que se afilaban de diferentes formas para que fuesen mas o menos agresivas. Hoy en día cada vez se usa menos porque requiere cierta práctica, y aprender a afilarlas lleva tiempo. A pesar de todo, es insuperable para trabajar la madera y dejar un acabado espectacular. Y es la herramienta perfecta para quitar el barniz y solo el barniz.
Esta guitarra en concreto tiene un acabado mixto porque incluye una capa de color, así que el objetivo es quitar toda la capa de color y luego quitar la capa base que es transparente procurando casi no rozar la madera siempre que sea posible. Estas capas, en un barniz bien hecho, pueden tener el grosor de un pelo humano... así que hay aproximadamente unas 100 micras de margen de error.
Despacito y paciencia...
Antes de empezar el proceso de rebarnizado, voy a terminar de convertir el puente normal de seis agujeros, a uno de 18. Con esto las cuerdas volverán a tener el angulo correcto sobre el hueso del puente y volverán a transmitir mas energía a la tapa.
El maestro Julián Moraga será ahora el encargado de devolver a la madera su color original, e incluso mejorarlo. Con más de 15.000 guitarras barnizadas en su haber, no hay duda de que el trabajo va a ser perfecto. Contar con un artesano así en la linea de trabajo no solo me ayuda ayuda a mantener los tiempos y costes de las tareas, sino que además me ayuda a mejorar como constructor, como artesano y me permite aprender de uno de los números uno mundiales para aplicarlo en mis propios barnizados. Es todo un lujo y un honor colaborar con él.



Una vez barnizada, solo queda proteger la tapa con su golpeador correspondiente y poner las cuerdas. Algunos ajustes en los huesos para dejarla perfecta, y listo. Aquí esta la guitarra, la misma de antes, pero una nueva guitarra. Y el momento más esperado para mí, ver la cara de su dueño al tocarla de nuevo. Es una sensación indescriptible y sólo los artesanos que realmente tienen su pasión por oficio la conocen. Por eso es mejor dejar unas imágenes en vídeo que lo ilustren. Muchos años de música para esta guitarra, que así sea.
Gracias por leer este artículo, y espero que te haya gustado. Si tienes cualquier duda o consulta, puedes contactarme haciendo clic aqui.
Resultado final...
Unos días más tarde sobre el escenario...